[Este artículo contiene SPOILERS de la segunda temporada de Stranger Things]
Más allá de si Stranger Things aguanta el tipo respecto a la primera temporada quiero hablar de un aspecto que me ha dejado cabreada después de terminar la segunda: las relaciones entre las niñas y los niños, sus roles y su papel en la trama. Conviene tener en cuenta que los personajes representa que tienen unos 12 años en la última temporada.
Las «cosas extrañas» que más miedo me han dado son: que los niños y las niñas no pueden ser sólo amigos, que es muy difícil que una niña se haga amiga de un grupo de niños y que las niñas que son amigas de los niños se odian entre ellas.
La llegada de Max a Hawkins

Max es una chica que mola porque hace cosas “de chicos” como ir en monopatín y jugar a las máquinas recreativas, por eso Dustin y Lucas quedan impresionados y se interesan por ella. Mike por supuesto no siente ninguna curiosidad ya que sólo puede pensar en Eleven, de hecho cuando Max se apunta al plan de Halloween Mike cree que “se está cargando la mejor noche del año” por acompañarlos.
Arrastramos el efecto Yoko Ono de la primera temporada: las chicas son un peligro para los grupos de chicos, ni siquiera Eleven pudo romper con esa idea. ¿Dónde quedó el Mike que no le importó meter a Eleven en el grupo para ayudarla?, si recordamos, Lucas también reaccionó así de mal la primera temporada pero aprendió la lección, ahora parece ser que a Mike se le ha olvidado.
Más adelante veremos que el interés de Lucas y Dustin por Max va más allá de la amistad, 2×1 de oportunidades perdidas de mostrar la amistad entre niños y niñas sin necesidad de introducir el componente romántico.
Las mujeres nos odiamos entre nosotras

En el capítulo 3 llega una de las escenas que más me cabreó de la segunda temporada. Eleven ha tenido bronca con Hopper y, desesperada por su cautiverio, va a la escuela en busca de Mike. Todos esperamos con ganas el reencuentro, Eleven llega al gimnasio y se encuentra a Max enseñando a Mike a montar en monopatín, le da un ataque de celos y rabia y usa sus poderes para tirar a Max al suelo. Eleven se marcha dolida sin que nadie la vea, acaba de agredir a una niña y de rechazar la posibilidad de reencontrarse con su mejor amigo por habérselo encontrado al lado de otra niña.

Fomentar la rivalidad y los celos entre las dos protagonistas, además de innecesario para la trama, perpetúa el estereotipo de la eterna competencia entre mujeres por un hombre, pero aún peor, con niñas. ¿De verdad no se les ocurrió una manera más creíble y menos machista de llevar a Eleven al límite? El mensaje que se lanza a lxs jóvenes es de lo más casposo y se pierde la oportunidad de dar valor y visibilizar otro tipo de relaciones entre mujeres basadas en la amistad y la sororidad.
Más adelante, en el capítulo 7, nos quieren hacer creer que ésta es una de las experiencias más traumáticas que ha vivido Eleven. Eight, su recién descubierta hermana punki le hace concentrarse en las cosas horribles que le han pasado en la vida para hacer crecer su poder, focalizar su ira y así ser capaz de mover un camión. Pues bien, Mike jugando con Max es lo primero que le viene a Eleven a la cabeza, al mismo nivel que los experimentos en su cuerpo o la violencia contra su madre.
From bald to bitchin’

Todos amamos a Eleven en la primera temporada, esa mezcla de inocencia, súper poderes y agresividad debida al maltrato sufrido y al instinto de supervivencia. Nunca pensé que la peor cara de Eleven la veríamos precisamente contra Max, una niña que no le ha hecho nada ni a ella ni a nadie.
Lejos de encaminar la relación de Eleven y Max en capítulos posteriores, la tensan aún más en el capítulo 9 cuando Eleven reaparece como salvadora del universo y Max se le acerca para presentarse. Max la admira, ha oído hablar mucho de ella y los amigos que tienen en común la quieren y la echan de menos, ésta le tiende la mano y Eleven la fulmina con la mirada y la ignora completamente.

Todos esperábamos ver la evolución de la heroína, más dura, más fuerte, una auténtica bitchin’ con los malos. Pero más allá del maquillaje y de haber sido durante un día la versión infantil de The Punisher, nos muestran una Eleven madura capaz de mostrar piedad y salvarle la vida a uno de los maltratadores de su madre, pero aun así incapaz de aceptar que su amigovio comparta el mismo espacio vital que otra niña. Qué manera tan fea de cargarse un personaje maravilloso.
La única explicación verosímil que se me ocurre es que la pobre se ha tirado un año entero encerrada viendo películas de amor romántico en la tele y eso le han dejado el cerebro más frito que todas las pruebas en el laboratorio de “papa” juntas.
El otro triángulo amoroso

Que Nancy y Jonathan iban a ser más que amigos era la oportunidad perdida más previsible. De la ruptura de Nancy con Steve por lo menos se puede sacar algo positivo y es que, aunque los consejos que Steve le da a Dustin para ligar con chicas son lo peor, seguimos viendo su evolución hacia una masculinidad cada vez menos normativa: no tiene ninguna intención de rivalizar con Jonathan, acepta la nueva relación de Nancy y la apoya.
Las niñas de 12 años son tontas

El único momento de la temporada donde nos muestran niñas que van juntas es en el baile Snowball del último capítulo. Un grupo de chicas pasa de bailar con Dustin y le miran con cara de asco, qué malas. Nancy, para animarle, le explica que las niñas no bailan con él porque son tontas, esto es un clásico, “Ya espabilarán y se volverán locas por ti” (vuelvo a recordar que tienen 12 años).

Nancy podría explicarle a Dustin que quizá pasan de él porque las mira raro, o que los consejos que le ha dado Steve son malísimos, o que puede que haya sido un poco torpe al interrumpirlas cuando estaban hablando. El tópico «las chicas no te hacen caso porque son tontas» en el fondo nos está diciendo que la única razón que pueden tener las chicas para querer pasar de un tío es que ellas tengan algún problema (en este caso ser poco espabiladas), y con este tipo de mensajes es como se enseña a los chicos a no aceptar que una mujer los rechace. Pobre Dustin, con lo majo que es, entre los consejos de Steve y los ánimos de Nancy va camino de convertirse en un capullo.
Pero es que el final de la serie no hay por donde cogerlo. No sólo hacen besarse a todo quisqui en una escena que da más grimilla que ternura, sino que por los contenidos extra nos enteramos que los creadores de la serie obligaron a la actriz Sadie Sink (Max) a besar a Lucas en una secuencia que no estaba en el guión y que ella manifestó no querer rodar. Reconocen que fue precisamente el fuerte rechazo de ella lo que les hizo definitivamente querer filmarlo así, muy lógico.
Con la que está cayendo en Hollywood con el abuso dentro y fuera de los rodajes y a los hermanos Duffer les parece divertido presionar a una niña de 14 años para rodar una secuencia fuera de guión que le hace sentir incómoda.
Podéis leer This is why people feel uncomfortable about ‘Stranger Things’ kiss in the finale de Mashable.
Las oportunidades perdidas
Quizá ahora mismo no lo parezca pero me encanta Stranger Things, o al menos me gustó la primera temporada, por eso me cabrea ver lo que han hecho en la segunda. Las oportunidades perdidas de mostrar referentes que no caigan en los estereotipos más sobados, de comprobar que la ficción funciona sin necesidad de meter con calzador el amor romántico (y siempre hetero) en todas las interacciones entre hombres y mujeres. Me temo que si ya lo han hecho con personajes de 12 años esto no cambiará en la próxima temporada cuando los protagonistas sean adolescentes totales.
Nos gustaría ver personajes femeninos creíbles que no se limiten a interpretar roles machodependientes. Y por eso, entre otras cosas, son tan necesarias las mujeres en los equipos de guión, en la construcción de los personajes y, en definitiva, en todas partes.
Y de regalo

- ¿Por qué la hermana pequeña de Lucas no tiene un papel más importante? es la mejor.
- Eight, la hermana punk de Eleven, además de incorporar una mujer negra a la serie está bien ver otra superviviente del laboratorio, aunque aparezca poco.
- Joyce me sigue pareciendo maravillosa, ojalá menos hacerle sufrir gratuitamente y más peso en la acción. Su personaje no evoluciona mucho respecto a la primera temporada pero Team Winona forever.
- Madre mía Billy, el hermanastro de Max, menudo maltratador en potencia, o le dan algún sentido más adelante o qué pinta ahí. Se especuló sobre su posible homosexualidad o bisexualidad después de la escena de los vestuarios con Steve pero por desgracia el actor salió corriendo a desmentirlo, no vaya a ser.